Sabias que...

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¡Que me parta un rayo! Es una de las expresiones que más comúnmente se escuchan pronunciar por aquellas personas que se llegan a encontrar en problemas y están totalmente desesperados porque no encuentran solución, o a veces es una simple exclamación que dicen solamente por hacer reír a otra persona ya que nada les ha salido bien durante el día, sin embargo te tengo una buena noticia: Si eres mujer, es muy difícil que un rayo caiga sobre ti, pero si eres hombre empieza por preocuparte.

Así es, ciertamente se logró descubrir hace muy poco tiempo que es más probable que un rayo caiga sobre un hombre que sobre una mujer puesto que las estadísticas indican que las probabilidades son de 6 a 1 a “favor” de los hombres, lo que en otras palabras quiere decir que los hombres somos 6 veces más susceptibles a ser golpeados por un rayo que una mujer, por lo que una mujer está mucho más tranquila cuando se trata de una tormenta eléctrica porque difícilmente caerá sobre ella uno de los rayos.

¿Impresionado? Mejor te recomendaría tener mucho cuidado de no ser golpeado por un de esos tiernos rayos, refugiarse al lado de una mujer nunca fue tan buen pretexto como ahora lo es.
 
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Los jóvenes se distraen más mientras conducen, son menos precisos y cometen más errores e infracciones en la carretera si escuchan su música favorita al volante, según un estudio de la Universidad Ben-Gurion (Israel) que acaba de publicar la revista Accident Analysis and Prevention.

Para investigarlo, se pidió a 85 jóvenes, con edades comprendidas entre 16 y 30 años, que condujeran un coche durante seis trayectos de 40 minutos cada uno: dos de ellos mientras sonaba una lista de canciones que ellos mismos habían escogido, dos sin música de fondo y otros dos con música especialmente diseñada por el investigador Warren Brodsky y el compositor Micha Kisner para aumentar la seguridad de los conductores. Los resultados revelaron que escuchando su música favorita el 98% de los conductores cometía al menos tres errores que en muchos casos estuvieron a punto de provocar un accidente, y que sin música el 92% cometía algún error. Sin embargo, con la música creada por Brodsky y Kisner sonando de fondo, el número de errores al volante se redujo a un 20%.
 
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Trabajar o estudiar en una mesa limpia y ordenada nos impulsa a comer sano, nos vuelve más generosos y caritativos, y también nos empuja a comportarnos de manera más convencional. Pero una mesa desordenada también ofrece interesantes ventajas, ya que estimula el pensamiento creativo y la generación de nuevas ideas.

Es la conclusión a la que han llegado Kathleen Vohs y sus colegas de la Universidad de Minnesota (EE UU). Tal y como exponen en un artículo dado a conocer en el último número de la revista Psychological Science, sus estudios sobre cómo el orden y el desorden externos afectan al comportamiento podrían extrapolarse a otros escenarios, incluido nuestro coche, el lugar donde trabajmos, el dormitorio o incluso los espacios públicos de una ciudad.
 

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¿Ha terminado la locura de añadir tantas cámaras a los móviles?

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