Sabias que...

Resulta que no sólo la falta de luz puede afectar tu humor, hasta el color de la misma tiene grandes consecuencias sobre cómo te sientas.

Un reciente estudio de la Universidad de Ohio utilizó hamsters para comprobar que la luz azul tiene efectos negativos sobre el humor de los animales. Sin embargo, mientras que la luz blanca también presentó connotaciones negativas, la roja demostró menos efectos depresivos en los hamsters.

El estudio tenía como objetivo descubrir los efectos del color de la luz sobre las personas que trabajan en turnos nocturnos, para reducir el uso de aquellas que demostraran ser dañinas.

Nuestros hallazgos sugieren que si pudiéramos usar luz roja con los trabajadores nocturnos, ellos podrían tener una mejor salud que utilizando luz blanca”, dijo Randy Nelson, co-autor del estudio.

El estudio, publicado en la revista Journal of Neuroscience, examinó el rol de células fotosensibles en la retina, que ayudan a mantener el ciclo circadiano (ciclo del sueño) vigente en los animales y que, curiosamente, afectan el humor.

Estas células son más sensibles a la longitud de onda del color azul y prácticamente no reaccionan a la de la luz roja”, explicó Nelson a Eureka Alert.

Los científicos midieron la depresión y el humor en los hamsters observando su comportamiento. Si los hamsters tomaban menos agua o negaban premios, los científicos sabían que algo no andaba bien.

Posteriormente, los investigadores examinaron el hipocampo de los hamsters. Pudieron notar que los animales expuestos a luz azul o blanca mostraban menos conexiones neuronales en el hipocampo que los ratones expuestos a la luz roja, una región que controla el humor.

Los resultados observados confirmaron que por la noche, la luz roja es menos dañina para los animales que la luz azul. Así que si te comprarás una lámpara para dormir, procura que sea roja para que estés muy feliz.

Jamie Ogg es un milagro para los australianos. Nació antes de los siete meses de gestación, era tan frágil que los médicos lo dieron por muerto y lo entregaron a su madre para el primer y último abrazo. Dos horas después, mientras aún recibía las caricias maternas,el pequeño comenzó a dar señales de vida.

Kate y David Ogg solo dan gracias a Dios por su milagrosa historia. Kate dio a luz a sus mellizos Emily y Jamie a las 27 semanas de embarazo. La niña sobrevivió sin mayores complicaciones, pero los médicos creían que el varón no tenía posibilidades de sobrevivir.

Durante 20 minutos trataron de que el bebé respirara por su cuenta y como no lograron su cometido lo declararon muerto y entregaron el cuerpo a Kate y David para una despedida privada.

"El médico me preguntó después del parto si ya habíamos elegido el nombre para nuestro hijo. Le dije: ‘Jamie’, se dio la vuelta con mi hijo envuelto y me dijo: ‘Hemos perdido a Jamie, lo siento’", recuerda Kate en una entrevista televisiva.

Después de dos horas de estar con su madre, quien no dejó de hablarle y acariciarlo, Jamie comenzó a dar signos de vida. Aunque una enfermera le dijo que se trataba de un reflejo, Kate le ofreció leche materna con el dedo, y tras ese contacto, el niño comenzó a respirar con regularidad para asombro de todos.

"Jamie no se movía en lo absoluto y comencé a hablar con él. Le dijimos cuál era su nombre y que tenía una hermana. Le dijimos las cosas que queríamos hacer con él durante toda su vida", asegura Kate recordando los momentos en que creyó haber perdido a su bebé.

Cuando empezó a moverse "pensé ‘Oh, Dios mío, ¿qué está pasando?’. Poco tiempo después abrió los ojos. Fue un milagro", agrega.

"Le dije a mi mamá, que estaba allí, que él todavía estaba vivo. Luego tendió la mano y agarró el dedo. Abrió los ojos y movió su cabeza de lado a lado", agrega sosteniendo a Jamie ahora de cinco meses de vida.

David agradece a Dios por su esposa. "Tengo una mujer muy fuerte y muy inteligente. Instintivamente, hizo lo que hizo. Si ella no hubiera hecho eso, entonces probablemente Jamie no estaría aquí".