Estos de Pixmanía lo que hacen es intermediar entre los vendedores chinos y los cándidos clientes. Tienen una casilla que hay que aceptar con sus
normas para seguir comprando. Entre una de las clausulas pone algo así como que en caso de rotura o defecto ellos se lavan las manos, quedando entre el proveedor y el cliente final las reclamaciones.
Otros productos los traen de la casa madre, en Francia, y si están defectuosos hay que mandarlos, a portes pagados, a la central de la casa gala.
¡Olé por ellos!.