GregorioS
Diamante
A pesar de que este año hemos visto alguno de los mejores teléfonos inteligentes desde hace mucho tiempo, se ha notado en el mercado la carencia de “innovación real”. Los diferentes fabricantes han perfeccionado al máximo sus dispositivos, mejorando el apartado fotográfico hasta niveles inimaginables, incluyendo características como la resistencia al agua o el aspecto semi-modular. Sin embargo, ésto no son más que mejoras.
Quizás esta falta de innovación haya sido una de las principales causas por las que, durante este año se han vendido menos smartphones de forma global comparado con 2015. Tal y como hemos podido saber gracias a los analistas de Gartner, la producción de dispositivos móviles sigue aumentando. No obstante y según las predicciones, la venta de smartphones premium ha caído considerablemente con respecto al año pasado.
No todo está perdido
¿Ha reventado la burbuja tecnológica? Al menos por el momento, no. Los expertos de Gartner prevén que la venta global de terminales volverá a subir para el año 2017. A pesar de todo, no cantemos victoria todavía, y es que el ciclo de renovación de smartphones por parte de los usuarios dura cada vez más, mientras que las compañías siguen presentando sus apuestas de manera indiscriminada, incluso con varias iteraciones al año.
Este modelo es insostenible por varias razones, aunque la principal es bastante simple. Hemos llegado a un momento en la historia en el cual los teléfonos inteligentes son cada vez más perfectos y sufren de menos fallos, lo cual quiere decir que no hace falta renovarlos anualmente. Incluso los cambios en el diseño son cada vez menos significativo. Por tanto, todos estos sucesos causarán, tarde o temprano, una ralentización importante del mercado.
Con suerte, se espera que en un futuro muy cercano veamos cómo los fabricantes se “ponen las pilas” en el apartado de la innovación, de manera que sirva de motivación para que los usuarios se vean alentados a renovar sus dispositivos.
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