Parece una noticia salida del mundotoday pero no lo es... al arrastrar 99 teléfonos por calles vacías, el artista Simon Wreckert hizo que pareciera que había un súper atasco en Google Maps.
El artista Simon Wreckert caminó por las calles de Berlín tirando de un carrito rojol. Dondequiera que fuera, Google Maps mostraba un atasco de tráfico, congestion por todas partes. La gente que usaba Google Maps veía una gruesa línea roja que indicaba un alto nivel de tráfico en la carretera, incluso cuando no había ni un coche circulando. Todos y cada uno de esos 99 teléfonos tenían Google Maps abierto, dando la ilusión de que las carreteras estaban atascadas.
"Al transportar los teléfonos inteligentes en la calle soy capaz de generar tráfico virtual que enviará los coches a otra ruta", dijo Wreckert a la en un Twieet. "Irónicamente eso puede generar un atasco real en otro lugar de la ciudad."
Wreckert le dijo que hizo la instalación de hack/art para que la gente pensara en el espacio que le damos a los coches en la vida pública y en los datos en los que confiamos cada día.
"¿No es una locura cuánto espacio utiliza un coche en una ciudad en comparación con el uso del peatón?", dijo. "El hack nos muestra lo que es posible con esta tecnología y en quién confiamos."
Para conseguirlo, Wreckert alquiló 99 smartphones, todos ellos con Android, y compró 99 tarjetas sims para ellos por Internet. Dijo que pasaría una o dos horas en cada lugar, caminando de un lado a otro de la calle para generar un atasco de tráfico. "Mi sensación subjetiva era que incluso este corto tiempo ya era suficiente para cambiar el tráfico en la calle", dijo.
"'El mapa no es el territorio... sino otra versión de la realidad'', dijo Wreckert, citando al semanticista Alfred Korzybski, una de las mayores influencias de William S. Burroughs. "Los datos siempre se traducen a lo que podrían ser presentados. Las imágenes, listas, gráficos y mapas que representan esos datos son todas interpretaciones, y no hay tal cosa como datos neutrales. Los datos siempre se recogen para un propósito específico, por una combinación de personas, tecnología, dinero, comercio y gobierno."
IMAGEN: SIMON WRECKERT
Los mapas son su propio territorio, su propia realidad objetiva, no sólo un reflejo del mundo real sino una rama de él. Wreckert nos mostraba a todos cómo los datos y los mapas pueden afectar al mundo que deben trazar. "Los mapas tienen el potencial como instrumento de poder", dijo. "Sustituyen al poder político y militar de forma que representan las fronteras estatales entre territorios y pueden repetir, legitimar y construir las diferencias de clases y autocomprensión social".
Los datos no son objetivos y los propios mapas tienen sesgos. Mostrar cómo los datos pueden ser hackeados y manipulados es como señalar que el Emperador no tiene ropa.
"En este proceso se está señalando el hecho de que estamos muy centrados en los datos y tienda a verlos como objetivos, sin ambigüedades y libres de interpretación", dijo Wreckert. "Al hacerlo, surge una ceguera contra los procesos que generan los datos y el supuesto de que los números hablan por sí mismos. No sólo la recopilación de datos proporciona un ámbito de interpretación, sino que los procesos informáticos permiten otras interpretaciones".
"Así los datos son vistos como el mundo mismo, olvidando que los números sólo representan un modelo del mundo", dijo.
El artista Simon Wreckert caminó por las calles de Berlín tirando de un carrito rojol. Dondequiera que fuera, Google Maps mostraba un atasco de tráfico, congestion por todas partes. La gente que usaba Google Maps veía una gruesa línea roja que indicaba un alto nivel de tráfico en la carretera, incluso cuando no había ni un coche circulando. Todos y cada uno de esos 99 teléfonos tenían Google Maps abierto, dando la ilusión de que las carreteras estaban atascadas.
"Al transportar los teléfonos inteligentes en la calle soy capaz de generar tráfico virtual que enviará los coches a otra ruta", dijo Wreckert a la en un Twieet. "Irónicamente eso puede generar un atasco real en otro lugar de la ciudad."
Wreckert le dijo que hizo la instalación de hack/art para que la gente pensara en el espacio que le damos a los coches en la vida pública y en los datos en los que confiamos cada día.
"¿No es una locura cuánto espacio utiliza un coche en una ciudad en comparación con el uso del peatón?", dijo. "El hack nos muestra lo que es posible con esta tecnología y en quién confiamos."
Para conseguirlo, Wreckert alquiló 99 smartphones, todos ellos con Android, y compró 99 tarjetas sims para ellos por Internet. Dijo que pasaría una o dos horas en cada lugar, caminando de un lado a otro de la calle para generar un atasco de tráfico. "Mi sensación subjetiva era que incluso este corto tiempo ya era suficiente para cambiar el tráfico en la calle", dijo.
"'El mapa no es el territorio... sino otra versión de la realidad'', dijo Wreckert, citando al semanticista Alfred Korzybski, una de las mayores influencias de William S. Burroughs. "Los datos siempre se traducen a lo que podrían ser presentados. Las imágenes, listas, gráficos y mapas que representan esos datos son todas interpretaciones, y no hay tal cosa como datos neutrales. Los datos siempre se recogen para un propósito específico, por una combinación de personas, tecnología, dinero, comercio y gobierno."
IMAGEN: SIMON WRECKERT
Los mapas son su propio territorio, su propia realidad objetiva, no sólo un reflejo del mundo real sino una rama de él. Wreckert nos mostraba a todos cómo los datos y los mapas pueden afectar al mundo que deben trazar. "Los mapas tienen el potencial como instrumento de poder", dijo. "Sustituyen al poder político y militar de forma que representan las fronteras estatales entre territorios y pueden repetir, legitimar y construir las diferencias de clases y autocomprensión social".
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"Así los datos son vistos como el mundo mismo, olvidando que los números sólo representan un modelo del mundo", dijo.
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