Chistes...

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Anoche, en una discoteca de primer nivel, conquisté a una señora madura de 57 años.
Tenía buen aspecto y no estaba nada mal, era muy guapa, elegante, distinguida y sin querer, me encontré pensando que quizá tendría una hija preciosa de unos 30 años.
Tomamos unas copas más, nos hicimos algunas caricias fogosas y me preguntó si había tenido un “Doble Deportivo”.
– ¿Qué es eso? le pregunté.
– Es un trío con madre e hija, me contestó.
– ¡¡¡Le dije NO, muy emocionado!!! .
Tomamos unas copas más y me dijo que esta era mi noche de suerte y fuimos para su piso (pense para mis adentros si se me haría realidad lo de la hija preciosa que imaginé, ese sólo pensamiento me emocionaba más).
Llegamos a su edificio, en un barrio muy elegante…
Subimos en un ascensor directo a su piso, luego entramos (se me aceleró el ritmo cardíaco imaginando al monumento de hija que tendría), se quitó los zapatos y los tiró sobre la alfombra.
Encendió la luz del vestíbulo, admiré la sala, era todo de muy buen gusto, la decoración, los muebles, la vista… – Empezó a desvestirse lentamente y luego gritó:

– Mamá, ¿todavía estás despierta?
 
Un sacerdote se encontraba sentado al lado de un vaquero en un vuelo de México a Texas.
Cuando el avión ya estaba en el aire, la aeromoza comenzó a pasar por los asientos con el carrito de las bebidas y preguntando qué es lo que deseaban tomar.
El vaquero pidió un whisky doble con hielo y la azafata lo atendió de inmediato.
El sacerdote miró al vaquero con desprecio;.él veía el alcohol como el trabajo del diablo.
Sin embargo, la azafata le preguntó al sacerdote si le gustaría tomar una copa.
Él respondió con disgusto:
No señorita, prefiero ser violado por prostitutas descaradas que dejar que el licor toque mis labios.
El vaquero devolvió su bebida a la aeromoza y le dijo:

¡Yo también!… No sabía que podíamos elegir.
 
Erase una vez un pueblo aislado muy lejos de aquí.
Un día se anunció que iba a pasar por el pueblo un circo cuya atracción estelar era “el pan que habla”.
Todo el mundo estaba como loco por verlo. Faltan dos semanas!
Como puede ser, el pan que habla!
A dos días de llegar, el pueblo ya estaba esquizofrénico.
Que viene el pan que habla! Increíble!.
Cuando llegó, el circo agotó todas sus entradas a pesar de costar 300 euros cada una.
Pero a los pueblerinos no les importaba el precio, era la oportunidad única para ver al pan que habla.
Hola, el espectáculo va a comenzar. Con ustedes, Señoras y Señores, el pan que habla!!!.
El presentador saca un voluntario al escenario, pero se desmaya.
Entonces saca a otro, que está temblando de susto y emoción.
Traen una bandeja con un pan y una jarra de agua.
Eche el agua encima del pan – y…. conseguido!!
– ¿Cómo está el pan?

– Está… bland-do, está-ablando, está hablando!.
 
Un policía de tránsito detiene a un hombre que va conduciendo velozmente y de forma peligrosa.
Le dice que se baje del auto, y cuando el otro obedece le ordena que sople en el detector de alcohol.
El detenido responde:
– No puedo hacerlo, oficial.
– ¿Por qué no?
– Porque soy asmático, y si soplo en ese tubo me puede dar un ataque de asma.
El policía le dice entonces:
– Bueno, sólo deme una muestra de orina que pueda analizar en la estación.
– No puedo hacerlo, oficial.
– ¿Por qué no?
– Porque soy diabético, y si orino se me puede bajar el azúcar.
El policía dice:
– OK, en ese caso le tomaré una muestra de sangre.
– No puedo hacer eso, oficial.
– ¿Por qué no?
– Porque soy hemofílico, y si me toma una muestra de sangre moriré desangrado.
El policía dice por fin:
– Entonces camine derecho sobre esta línea blanca.
– No puedo hacerlo, oficial.
– Y ahora ¿Por qué no?

– Porque estoy borracho…
 

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