Chistes...

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Iba un bilbaíno conduciendo su recién estrenado coche, por la autopista, dirección San Sebastián, cuando en una de las curvas, se sale de la carretera golpeándose fuertemente contra un árbol, quedando el flamante coche completamente abollado.
El bilbaíno sale del coche, y empieza a mirar el mal estado en que ha quedado su flamante coche y en éstas pasa un donostiarra, y viendo lo mal que estaba el de Bilbao, detiene su coche, y le dice :
No te preocupes, hombre, si quieres dejar el coche, tal y como estaba antes, no tienes más que soplar por el tubo de escape, y a medida que se vaya hinchando, irán desapareciendo las abolladuras.
Dicho esto el donostiarra vuelve a montarse en el coche y deja al bilbaíno manos a la obra.
El bilbaíno todo agradecido, se tumba en el suelo, y empieza a soplar por el tubo de escape, como le había dicho el donostiarra y en éstas que pasa otro de Bilbao, que al ver a su paisano tumbado en el suelo, decide detenerse para echarle una mano.
El bilbaíno accidentado cuenta a su paisano lo que le ha sucedido, y el brillante consejo que le había dado el donostiarra. El último bilbaíno en llegar, mira atónito al bilbaíno accidentado, y le dice:
– ¡¡TU ERES TONTO O QUE!!
Cómo piensas que se va a hinchar el coche soplando por el tubo de escape…

SI TIENES LAS 4 VENTANILLAS DEL AUTO ABIERTAS.
 
– Cacho y su esposa están a punto de meterse en la cama.
La esposa, parada frente al espejo, se da una mirada y comenta…
– Ay, querido, me miro en el espejo y me veo tan vieja…
Tengo arrugas en la cara, los pechos casi me llegan a la cintura, el culo lo tengo caído un metro.
– Tengo las piernas gordas y los brazos flojísimos…
– Se da la vuelta y mirando a su esposo, continúa:
– Dale, se bueno y dime algo positivo, algo que me haga sentir mejor…
– Cacho la observa detenidamente, piensa un momento y le contesta sonriendo:
– Bueno mi amor… no te preocupes… por lo menos la vista la tienes muy bien, casi perfecta
 
Una bella mujer joven sale de la ducha, se envuelve con una toalla y avisa a su marido que ya puede ducharse.
Cuando él entra en la ducha suena el timbre de la puerta.
La esposa le dice que ella abre, y baja a abrir la puerta envuelta en la toalla.
Al abrir la puerta se encuentra a su vecino Antonio, quien se queda sin palabras ante la visión que le ofrece la señora.
Entonces, él saca dos billetes nuevecitos de 100 euros y le dice a ella que son suyos si deja caer la toalla hasta la cintura.
Ella piensa, “¿por qué no?”, de modo que deja caer la toalla y deja sus senos al descubierto , entonces coge el dinero.
Antonio jadea ante lo que ve; saca prontamente otros 200 euros y se los ofrece por dejar caer la toalla hasta el suelo para ver todo el asunto.
La mujer piensa que ya había llegado bastante lejos, así que no le importaba hacerlo, y deja caer la toalla al suelo enseñando su precioso cuerpo.
Antonio la contempla un momento, le da las gracias y se va.
Cuando ella sube de nuevo, su marido que acababa de salir de la ducha, le pregunta que quién había llamado a la puerta.

Ella contesta:
– Era nuestro vecino Antonio.
– ¿Y ha traído los 400 euros que me debe? – pregunta el marido.
 

Del blog

¿Ha terminado la locura de añadir tantas cámaras a los móviles?

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