Chistes...

Anoche, en una discoteca de primer nivel, conquisté a una señora madura de 57 años.
Tenía buen aspecto y no estaba nada mal, era muy guapa, elegante, distinguida y sin querer, me encontré pensando que quizá tendría una hija preciosa de unos 30 años.
Tomamos unas copas más, nos hicimos algunas caricias fogosas y me preguntó si había tenido un “Doble Deportivo”.
– ¿Qué es eso? le pregunté.
– Es un trío con madre e hija, me contestó.
– ¡¡¡Le dije NO, muy emocionado!!! .
Tomamos unas copas más y me dijo que esta era mi noche de suerte y fuimos para su piso (pense para mis adentros si se me haría realidad lo de la hija preciosa que imaginé, ese sólo pensamiento me emocionaba más).
Llegamos a su edificio, en un barrio muy elegante…
Subimos en un ascensor directo a su piso, luego entramos (se me aceleró el ritmo cardíaco imaginando al monumento de hija que tendría), se quitó los zapatos y los tiró sobre la alfombra.
Encendió la luz del vestíbulo, admiré la sala, era todo de muy buen gusto, la decoración, los muebles, la vista… – Empezó a desvestirse lentamente y luego gritó:

– Mamá, ¿todavía estás despierta?
 
– En una calle estrecha de un pueblecito español habían un pajarito que estaba perdidamente enamorado de la (pajarita) vecina de enfrente, que también le correspondía con un amor inmenso. –
Podéis imaginar la alegría de los novios cuando el ayuntamiento decidió pasar un cable de electricidad entre las dos casas.
– Cuando anochecía, el pajarito salia de su jaula, atravesaba la calle dando saltitos encima del cable, se solazaba con la pajarita, y volvía a su jaula sin que nadie lo viera.
– Pero, oh, dolor, vino la compañía eléctrica y conecto la electricidad al cable justo cuando el pajarito estaba en la mitad del cable, por lo que le arreo una serie de sacudidas de cuidado.
– “Es curioso,” pensó el pajarito con los sesos casi fritos,

“Después de tantas veces, aun tiemblo como un principiante”.
 
El león como rey de la selva decide celebrar una fiesta, entonces dice:
los voy a invitar a todos a la fiesta!.
Y todos gritan “Bieeeen”, mientras la ranita cantaba: ¡que bien la voy a pasar! ¡que bien la voy a pasar!
El león dice:¡vamos a tener juegos y dulces!
Y todos gritan “Bieeeen”, mientras la ranita cantaba: ¡que bien la voy a pasar! ¡que bien la voy a pasar!
El león enojado de tanto oír a la rana dice:
Están todos los animales invitados, menos uno que es verde, tiene ojos saltones y es pegajoso.
Y todos gritan “Bieeeen”, y la ranita dice:

Bieenn, que se joda el cocodrilo!!!
 
Una mujer iba de visita a la casa de una amiga y ahí había una lora. Cuando ella llegaba la lora cantaba:
-Era un bikini a lunares amarillos…
Al día siguiente vuelve y canta la lora:
-Azul, es que este amor es azul como…
La mujer piensa:
-Ay! esta lora siempre me averigua el color y la forma de mi ropa interior.
Decide ir al otro día sin ropa interior y la lora cantó:

-A mí me gusta andar de pelo suelto.
 
El nietito encuentra una lombriz tratando de volver al agujero de donde salió, y le dice a su abuelo:
– Abuelo, te apuesto a que soy capaz de meter la lombriz dentro de su agujero.
– Te apuesto 5 pesos a que no podràs hacerlo, la lombriz es muy blandita y flexible, no vas a poder meterla en un orificio tan chico.
El nene acepta la apuesta, corre hacia el interior de la casa, y vuelve con un aerosol de spray de cabello, rocía al invertebrado, y este queda recto y duro.
Inmediatamente procede a introducirlo al orificio.
El abuelo, aceptando la derrota, le paga los 5 pesos correspondientes.
Inmediatamente el abuelo se mete a la casa con la lata de spray.
A la media hora sale y le da otros 5 pesos al nieto.
– Abuelo, ya me diste los 5 pesos.

– Si, pero estos te los manda tu abuela.
 
– Había una vez una lorita que le gustaba mucho cantar, y el dueño de la lorita ya estaba cansado de ella y le dijo que si seguía cantando la iba a meter al horno .
– Ella siguió cantando y él la metió al horno.
– Al otro día abrió el horno y la lorita dijo:
¡Ay que calor, ay que calor!
– Entonces, el dueño le dijo que si seguía cantando la metía al congelador .
– Ella siguió cantando y él la metió al congelador.
-Al día siguiente abrió el congelador y la lorita empezó a cantar:
¡Navidad navidad dulce navidad!
– Muy molesto el dueño amenazó a la lorita que si seguía cantando la mataba entonces, la lorita dijo:

– ¡Nadie es eterno en el mundo ni teniendo un corazón!
 
El papá tortuga le está contando a su hijo varios cuentos antes de dormir.
Uno de ellos empieza: “Érase una vez un conejito blanco…”.
—Ay, papá —interrumpe la tortuga—, ésas son cosas de niños.
Cuéntame algo de ciencia ficción.
—Está bien. Érase una vez un conejito en el espacio exterior…
El hijo lo para en seco.
—¡Quiero un cuento de adultos!
—De acuerdo, pero prométeme que no se lo dirás a tu mamá.
—Te lo juro.

—Érase una vez un conejito completamente desnudo…
 
Una hormiga se va de luna de miel con una elefanta, y en mitad del asunto la elefanta se muere de un infarto.
La hormiga dice:

-Que asco de vida… 15 minutos de pasión y el resto de tu existencia… cavando una tumba!
 
– Esto es un tío que esta en navidades arreglando la chimenea.
– Tocan a la puerta un caracol borracho y le dice:
-Como estas navidades hace tanto frió ¿Podría pasar las navidades contigo?
– El tío se niega y a tan insistencia le mete una patada y lo manda al quinto pino.
– Llega el mes Agosto y el tío esta arreglando el aire acondicionado.
– Tocan a la puerta y esta el mismo caracol y le pregunta:

– ¿Por que me pegas?
 
– Había una vez un lorito que le encantaba comer arroz.
Un día, la dueña del loro iba a hacer compras, y antes de salir le dijo:
– ¡Cuidadito, no te comas el arroz que dejé en la nevera.
– Al salir, el lorito atrevido se comió el arroz que estaba en la nevera y le quedó un granito de arroz en el pico.
– Cuando la señora regresó enseguida se dio cuenta que el arroz ya no estaba en la nevera y gritó:
– ¿Quién se comió el arroz?
– ¡Yo no!, respondió el lorito.
– Y, ¿Qué es la cosita blanca que tienes en el pico?

-¡Respete, que acaso no me puede salir un diente!
 
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– Un vendedor de seguros toca a la puerta y abre la dueña de la casa:
– “Buenas tardes, señora. Vengo a ofrecerle mis servicios como agente de seguros”.
– “No, gracias”.
– El vendedor insiste:
– “¡Anímese a comprar uno, por ejemplo, para su esposo! Así estaría usted más tranquila”.
– “¿Para mi marido? ¡Ni loca, no me conviene!”
– “¿No le conviene? ¿Por qué?”, cuestiona intrigado.
– “Imagínese, hace un tiempo compré uno para mi auto; poco después me lo chocaron y se incendió…”
– “¿Ah, sí? ¿Y después qué sucedió?”

– “¡Pues que la compañía de seguros en vez de darme el dinero, me dio otro auto igual!
 

Del blog

¿Ha terminado la locura de añadir tantas cámaras a los móviles?

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