Chistes...

– Habían unos muchachos que se fueron a un lago a pasar las vacaciones y a pescar.
– Se levantaban muy temprano todas las mañanas para pescar, pero duraban todo el día sin atrapar nada.
-Todos los días observaban a una viejita que llegaba al lago todos los días con una red, se paraba en el muelle y tiraba la red, sacaba tantos pecados que apenas y podía con la red.
– Los muchachos intrigados por la habilidad de la ancianita fueron a preguntarle:
– Abuelita ¿Como le hace para atrapar tantos pescados?
-A lo que respondió:
– Mira mijito, todos los días me levanto muy tempranito y le veo el p3ne a mi viejito, si lo tiene apuntando hacia la izquierda, tiro la red hacia la izquierda del muelle, pero si lo tiene a la derecha, tiro la red hacia la derecha.
– Uno de ellos le pregunta:
– Oiga abuelita ¿Y si su viejito amanece con el p3ne parado?

– ¡ESE DÍA NO VENGO MIJITO!
 
Estaban tres viejos en el banco de una plaza y sienten un olor a podrido impresionante:
El primero dice mmm ácido muriático…
No no dice el segundo mmm ácido sulfúrico…

Y el tercero exclama con picardía no no mmm ÁCIDO UN PEDO
 
– Una abuela le indicaba su dirección por teléfono a un nieto que iba a visitarla con su esposa.
– Mijo ve, cuando llegas al edificio, en la puerta de la entrada hay un gran panel del portero electrónico, yo vivo en el apartamento 301, aprietas el botón del 301 con el codo…
La entrada al ascensor está a la derecha, entras en él y apretas el botón del 3 con el codo…
Cuando salgas del ascensor mi apartamento está a la izquierda y con el codo tocas el timbre.
El nieto intrigado pregunta:
– Y Abuela, todo está fácil, pero por qué tengo que apretar todos los botones con el codo
– Carambas hijo y es que piensas venir con las manos vacías?

– No jodas pedazo de Muérgano!
 
En un hogar geriátrico, los ancianos deciden hacer un evento humanitario, se reúnen y uno de ellos dando el ejemplo dice:
– Cuando yo muera donaré mis ojos.
– Otro viejito dice:
– Yo quiero donar mi hígado
. – Y así, cada uno de los hombres que se encuentran en la reunión van diciendo lo que quieren donar cuando se mueran, hasta que le llega el turno a mi abuelo Julián.
– Todos quedan en silencio y finalmente mi abuelito dice:
– Cuando yo muera, donaré lo que más he querido en mi vida: donare… ¡mi pene!.
– El coordinador de la reunión se levanta de su silla, y aplaudiendo dice:
– Que gesto tan maravilloso, que generosidad, que desprendimiento… demos todos un gran aplauso a don Julian…
– Todos los presentes se ponen de pie, aplauden, y con el fin de hacer más cálido el homenaje, empiezan a gritar en coro:
– ¡Que se pare!, ¡⋅Que se pare!, ¡Que se pare!, ¡Que se pare!…
– Mi abuelo agradecido y esbozando una gran sonrisa Dice:

– Un momento muchachos; ¡Que si se para, no lo dono!
 
Una ancianita va a consultar al Doctor para que la ayude a revivir el apetito sexual de su marido:
– El Doctor le dice: ¿Qué tal si probamos con “Duroval”?
– No hay caso Doctooorrr….
Mi marido no toma ni aspirinas aunque se esté muriendo del dolor de cabeza.
– No hay problema señora, échele la pastilla en el café o la gaseosa sin que se de cuenta y verá!!
Regrese en una semana para que me cuente como le fue.
A la semana vuelve la ancianita donde el Doctor y le comenta:
– ¡Ay, Doctor!….¡FUE HORRIBLE!…¡HORRIIIIIBLEEE!, eso del “Duroval!
– ¿Pero qué pasó?, ¿siguió mis instrucciones al pie de la letra? .
– Sí, Doctor estábamos comiendo y le eché la pastilla en la gaseosa sin que se diera cuenta y el efecto fue, pero de inmediato….
Tiró al piso todo lo que estaba sobre la mesa, me arraaaancó toda la ropa, me tiró sobre la mesa, me arrastro de caballito por debajo de las sillas, me hizo el helicóptero, el remolino, la carretilla, el 69, el 112,8, el tirabuzón en Fin ! me hizo el amor como nunca.¡
Pero FUE HORRIBLE, DOCTOR!…¡HORRIBLE!.
– Pero por qué mi Doña?…¿Acaso fue malo el encuentro?

– No, Doctor…fue el mejor encuentro que hemos tenido en 50 años, pero dígame Usted Doctor, ¿Con qué cara regreso a comer a McDonald si todo el mundo me vio…
 
Estaba una anciana tratando de tocar el timbre de una casa, pero no alcanzaba.
En esas llega un joven y le dice:
¿Le ayudo a tocar el timbre?.
Sí por favor.
El joven toca el timbre y le dice:
¿Y ahora?.
Y la viejita le contesta:

Ahora, ¡a correr!
 
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– Un hombre de edad avanzada entra a una empresa funeraria y le dice al dueño:
– Mire señor, estoy próximo a morir, y yo quiero mandar hacer mi propio epitafio. ¿ Puede usted ayudarme con eso?
– Naturalmente. —Contesta el funerario—.
– Le voy a mostrar algunos de los que hemos escrito.
Por ejemplo mire este:
– Aquí descansa el teniente -Dicen que vivió cien años Aunque muriera a los veinte
– Es muy curiosa esa leyenda, pero no la entiendo bien. Me quiere explicar?
– Si, este es el epitafio de un joven apodado “el teniente”, que de la noche a la mañana adquirió una enorme fortuna, y se dedicó a gozar de toda clase placeres. Compró apartamentos, fincas de recreo, automóviles, yates; consiguió novias, amantes, visitaba a las mujeres de la noche, participaba en grandes banquetes, tomaba los licores más finos, incluso consumió drogas.
Su vida fue muy desenfrenada y cuando cumplió 20 años, murió agotado, víctima de la intensidad con que vivió los últimos años.
Pero él, en dos o tres años, vivió más que muchos en 100 años.
Por eso es el epitafio.
– Muy interesante – Dijo el anciano.
– Me gustaría algo así para mi; una pequeña rima que defina mi vida.
– De acuerdo. Pero antes debo hacerle algunas preguntas.
—Dijo el funerario y empezó el interrogatorio:
– ¿ En qué trabaja?
– Desde muy joven manejo mi propio emporio empresarial, soy multimillonario…
-¿Le gusta beber?
– ¡No!, yo odio el alcohol.
– ¿Fuma? tabaco, pipa, cigarrillo, ¿algo?}
– ¡No!, nada de nada.
– ¿Es casado?
– ¡No!, todas las mujeres son muy interesadas.
– Pero… ¿Salió con muchas mujeres?
-¡No!, nunca le dediqué tiempo a esas idioteces .
-¿Visitaba las mujeres de la noche?
-¡No!, siempre me parecieron peligrosas.
– Ya entiendo… ¿Es usted homosexual?
– ¡No! como se le ocurre…
– ¿Pertenece a clubes sociales o deportivos?
– ¡No!, esos están llenos de gente hipócrita.
– ¿Visita alguna iglesia?
-¡No!, yo soy ateo.
– ¿Que edad tiene?
– 90 años.
– ¿Cual es su nombre?
– Horacio De La Zerda.
– El dueño de la funeraria pensó un momento, escribió en un papel, y se lo pasó al cliente diciendo:
– Aquí está su epitafio:

– Descansa aquí en el lugar Don Horacio De La Zerda
A los noventa murió Pero no vivió ni mi%rda
 
– Ahí donde ves, mi Pepe que tiene 90 años, en la cama es como un animal salvaje.
– ¿Te hace muchas veces el amor?

– No, se mea en las sábanas para marcar su territorio.
 
Un tio va a su médico y le pregunta:
Doctor, quiero que me revise usted a ver si soy maricón.
El doctor responde:
- Pero oiga,
-¿ A su edad usted aún no lo sabe?.
-No, aún no lo se, y tengo mis dudas.
-Bien, bájese los pantalones y los calzoncillos.
El doctor le coje el pene, y le dice:
-Por favor diga 90
El tío dice:
-¡¡¡ 90 !!!
-Muy bien , dice el doctor.
A continuación se pasa por detrás y le mete el dedo en el cul$$ y le dice:
-Por favor, diga otra vez, 90

Señor: 1, 1 1/2, 2, 2 1/2, 3, 3 1/2.........Ja, ja , ja
 

Del blog

¿Ha terminado la locura de añadir tantas cámaras a los móviles?

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