Chistes...

Viejitos en un burdel

Dos viejitos, deciden ir a un burdel.

Al llegar, la madame los mira bien, llama a una chica y le dice:

– “Ves a las habitaciones 1 y 2 y coloca una muñeca hinchable en cada cama, estos dos viejos están tan viejos que no van a notar la diferencia.

No voy a gastar a mis muchachas con estos viejitos calientes”.

La muchacha cumple las órdenes y los dos viejitos van a sus respectivas habitaciones y ”hacen la tarea para el hogar’.

En el trayecto de vuelta a sus casas, uno de los viejitos dice:

– Creo que la mujer que estaba conmigo estaba muerta!

– Muerta? Dice el otro. ¿Por qué piensas eso?

– Es que no se movió ni habló mientras le hacía el amor

– Podía haber sido peor, dijo el otro. ¡Yo creo que la mía era una bruja!

– Una bruja!!! ¿Por qué dices eso?

– “Bueno”, lo que pasó es que mientras yo estaba en los preliminares le di una mordida en el trasero, entonces me tiró un pedo en la cara, salió volando por la ventana y encima de eso se llevó mi dentadura.
 
Novio arrepentido.

Una chica lleva a su casa a su novio , se meten en la cama e inmediatamente ella le sugiere que hagan el 69.

– ¿Qué diablos es eso?

Le pregunta el chico.

La chica, al darse cuenta de que él no tiene experiencia le dice:

– Yo pongo mi cabeza entre tus piernas y tú pones la tuya entre las mías.

Y sin saber aún de qué estaba hablando ella, pero por no querer arruinar el momento, el chico dice que sí.

Y en el preciso instante en que los dos estaban en posición la chica se tira un demoledor y apestoso pedo.

El chico, tosiendo y arrastrándose como puede se tira a un lado de la cama.

La chica, apenada, le dice que la disculpe, que no volverá a pasar y nuevamente toman la posición de ataque y cuando apenas iban a comenzar, otro pedo nauseabundo se le escapa a la chica.

El chico se levanta sin decir nada, aún tosiendo y comienza a vestirse.

– ¿Qué te pasa, por qué te vas?

– ¡No mames! Si tú piensas que me voy a aguantar los otros 67 pedos tú estás loca!
 
Infidelidad sabida.

El marido llega a casa a las seis de la tarde y dice a su esposa:

– Cariño, tengo una reunión de trabajo a las diez de la noche, pero no voy a ir…

¡Me parece que están abusando de mí!

La mujer, preocupada por él, lo convence de que el trabajo es importante.

Entonces, el marido se va a pegar una ducha para estar listo, y piensa :

– Fue fácil engañarla…

Como toda mujer que se precie de serlo, cuando el hombre entra al baño, revisa todas sus cosas: billetera, maletín, bolsillos del traje, etc.

Y encuentra un papel con el siguiente texto :

– Mi amor, te estoy esperando para comernos el pavo con salsa blanca del que hemos hablado.

La mujer coloca el papel donde estaba y, cuando el marido sale del baño, se la encuentra tumbada en la cama toda fogosa, semidesnuda, escasamente cubierta y en una postura muy sensual.

El marido se pone como loco, no pierde tiempo y hacen el amor como en los viejos tiempos…

Cuando terminan, el tipo, medio muerto, se queda dormido.

Cuando va llegando la hora de la reunión, la mujer lo despierta, pero él no quiere saber nada de la reunión.

Finalmente, ella le convence.

Al llegar a casa de su amante, el marido, aún cansado, le dice:

– Cariño, he trabajado tanto hoy, que sólo tomaré un baño y descansaré un poco.

Al entrar al baño, la amante, revisa los bolsillos de su pantalón y encuentra un papel que dice:

– ¡Ahí te mando el pavo! La salsa blanca se quedó en casa.

Saludos.
 
La abuela testigo en juicio.

Durante un juicio en un pequeño pueblo, el abogado acusador llamó al estrado a su primera testigo, una mujer de avanzada edad.

El abogado se acercó y le preguntó:

– Sra. Fortunati: ¿sabe quién soy?

Ella respondió:

– Sí, lo conozco señor Sanny.

Lo conozco desde que era un niño y francamente le digo que usted resultó ser una gran decepción para sus padres.

Siempre miente, cree saber de todo, es muy prepotente, abusivo, engaña a su esposa y lo peor de todo, manipula a las personas.

Se cree el mejor de todos cuando en realidad es un pobre hombre.

Sí, lo conozco…

El Abogado se quedó perplejo, sin saber exactamente qué hacer.

Apuntando hacia la sala, le preguntó a la sra. Fortunati:

– ¿Conoce al abogado de la defensa?

Nuevamente ella respondió:

– Claro que Sí…

Yo también conozco al señor Pérez desde que era un niño.

Él es un flojo y medio raro, y tiene problemas con la bebida. No puede tener una relación normal con nadie y es el peor abogado del Estado.

Sin mencionar que engañó a su esposa con tres mujeres diferentes, una de ellas la esposa suya, ¿recuerda?

Sí, yo conozco al Sr. Pérez. Su mamá tampoco está orgullosa de él.

El abogado de la defensa casi cae muerto.

Entonces, el Juez llama rapidamente a los dos abogados para que se acerquen al estrado, y les dice:

-Si alguno de los dos, le pregunta a esa vieja si me conoce, los mando a la silla eléctrica a los dos.
 
Hoy mi hija cumple 18 años

Hoy mi hija cumple 18 años, y estoy muy contento porque es el último pago de pensión alimenticia desde que me divorcie de su madre…
Así que llamé a mi hija para que viniera a casa y cuando llegó le dije:
Hijita, quiero que lleves este cheque a casa de tu mamá y le digas que éste es el último maldito cheque que va a recibir de mí¡¡¡.
Y te pido por favor que me digas la expresión que pone en su rostro!!!
Así que mi hija fue a entregar el cheque.
Yo estaba ansioso por saber lo que la bruja tenía que decir y qué cara pondría.
Cuando mi hija entró le pregunté:
-¿Qué fue lo que dijo tu madre?
– Bueno, se rió mucho, y me dijo que estaba esperando este día para decirte que ¡NO ERES mi papá!
 
Confesión inesperada.

– (voz femenina) Padre, perdóneme porque he pecado.

– Dime, hija, cuáles son tus pecados?

– Padre, el demonio de la tentación se apoderó de mí, pobre pecadora.

– Cómo es éso, hija?

– Es que cuando hablo con un hombre tengo sensaciones en el cuerpo que no sé como describirlas.

– Hija, por favor, también soy un hombre.

– Sí, padre, por eso vine a confesarme con usted.

– Bueno hija, y cómo son esas sensaciones?

– No sé cómo explicarlas, por ejemplo, ahora mi cuerpo se rebela a estar de rodillas y necesito ponerme más cómoda.

– En serio?

– Sí, quiero relajarme y quedarme tendida.

– Hija, tendida cómo?

– De espaldas al piso, hasta que se me pase la tensión.

– Y qué más?

– Es como que tengo un sufrimiento que no le encuentro acomodo.

– Y qué más?

– Como que espero un poco de calor que me alivie.

– Calor? .

– Calor, padre, calor humano, que lleve alivio a mi padecer.

– Y qué tan frecuente es esa tentación?

– Permanente, padre, por ejemplo, ahora me imagino que sus manos sobre mi piel me darían mucho alivio.

– Hija!

– Sí, padre, perdóneme, pero me urge que alguien fuerte me estruje entre sus brazos y me dé el alivio que necesito…

– Por ejemplo yo?

– Por ejemplo, usted es la clase de hombre que imagino me puede aliviar.

– Perdóname, hija mía, pero necesito saber tu edad.

– Setenta y cuatro padre.

– Hija, ve en paz, que lo tuyo es REUMATISMO.
 
Consulta con el ginecólogo

Tenía consulta con el ginecólogo para esa semana, pero quedaron en llamarme para confirmarme el día y la hora de la misma.

Una mañana temprano recibo la llamada de la telefonista del consultorio, informándome que mi consulta estaba registrada para ese mismo día a las 9.30 horas.

Acababa de terminar el desayuno con mi marido y mis hijos y estaba lista para comenzar con las tareas del día, eran precisamente las 8.45 hrs.

Entré en pánico, no tenía ni un minuto que perder.

Como todas mujeres tenemos mucho cuidado y una particular atención en nuestra higiene íntima, principalmente cuando vamos al ginecólogo, pretendí asearme, pero ésta vez ni siquiera me daba tiempo para darme una ducha.

Por lo que entré al baño, me quité el camisón y agarré una toallita limpia y doblada que estaba encima del borde de la bañera, la mojé y la pasé con todo cuidado por mis partes ‘más íntimas’ para así tener la seguridad de que quedaría lo más limpia posible.

Al terminar lancé la toallita en el canasto de ropa sucia, me vestí y volé para el consultorio. Estaba en la sala de espera y casi inmediatamente me llamaron para hacerme el examen.

Como ya conozco el procedimiento, me senté sin ayuda en el borde de la camilla e intenté, como siempre hago, imaginarme muy lejos de allí, en un lugar así como el Caribe o en cualquier otro lugar lindo, por lo menos a 1,000 kms. de aquella camilla.

Me quedé muy sorprendida cuando el médico me dijo:

– ‘Ah, caray, hoy hizo un esfuerzo extra para quedar más bonita!

‘ No entendí el cumplido pero no respondí y sólo me limité a sonreír y decir ‘¡ah!

Me fui a casa tranquila y el resto del día se desenvolvió normalmente:

Limpie la casa, cociné, tuve tiempo de leer una revista, etc.

Después de la escuela, ya terminados los deberes, mi hija de 6 años estaba lista para ir a jugar cuando me gritó desde el baño:

-‘¡Mamá! ¿Dónde está mi toallita?

Le contesté:

-¡No sé, pero toma una limpia del closet!

Su respuesta me hizo desear desaparecer de la faz de la Tierra.

El comentario del médico, martillaba en mi cabeza sin descanso ya que lo que mi hija me contestó fue:

‘No Mamá, yo no quiero una toallita del closet, quiero aquella que estaba doblada en el borde de la bañera.

Ahí tenía mi diamantina, mis brillitos y mis estrellitas doradas y plateadas!!’
 
Viejitos en el médico.

Una pareja de ancianos va al médico.

Al terminar el examen, el médico le pregunta al viejito:

– Su salud parece buena… ¿tiene alguna pregunta, o existe alguna cosa que le preocupe?

– En verdad, existe – dice el viejito- después de tener sexo con mi esposa, en general, siento mucho calor después de la primera, y, después de la segunda, siento mucho frío…

– El médico dice que nunca escuchó hablar de eso y que va a investigar.

– En seguida, el médico examina a la viejita, y le dice:

– Todo está muy bien con la señora… ¿existe alguna cosa que le preocupe?

– La señora dice que no tiene ninguna pregunta o preocupación.

Entonces el médico le dice a ella:

– Su marido dice tener un problema un poco extraño… él dice que siente mucho calor después de tener sexo la primera vez, y que siente mucho frío después de la segunda… señora… ¿tiene idea de por qué?

– ¡Oh, este viejo mañoso! – responde ella – es porque la primera es en enero y la segunda… en julio.
 
Entrevista de trabajo

El Psicólogo le dice a la aspirante al puesto:

– Le voy a realizar un test final para su admisión.

– Perfecto, dice la candidata.

Entonces el Psicólogo le pregunta:

– Usted está en una calle oscura y ve a lo lejos dos faros viniendo en su dirección, ¿Usted qué piensa que es?

– Un Coche, dice la candidata.

– Un Coche es muy poco, ¿Qué tipo de coche? ¿Un BMW, un Audi, un Volkswagen?

– ¿Y cómo lo voy a saber?

– Hummm…, dice el Psicólogo, y continúa: le voy a hacer otra pregunta:

– Usted está en la misma calle oscura y ve sólo un Farol viniendo en su dirección, ¿qué es?

– Una moto, dice la Candidata.

– Sí, pero ¿qué tipo de Moto? ¿Una Yamaha, una Honda, una Suzuki?

– Pero si es una calle oscura cómo lo voy a saber? (ya medio nerviosa)

– Hummm…, dice el Psicólogo. Aquí va la última pregunta:

– En la misma calle oscura usted ve de nuevo un solo farol pero más pequeño y percibe que viene más lento, ¿qué es?

– Una Bicicleta.

– Si, pero ¿qué tipo de bicicleta?, ¿una Benotto, una Magistroni?

– No sé !!.

– Lamento informarle que ha sido descalificada para el puesto! – Dice el psicólogo.

Entonces la candidata, medio triste con el resultado, dice al psicólogo:

– Aunque he sido descalificada, el test me ha parecido muy interesante.

– ¿Puedo hacerle una pregunta, en la misma línea de razonamiento?

Y el Psicólogo muy seguro de sí mismo responde, ¡claro que puede!

– Usted señor, va esta noche en una calle mal iluminada.

– Ahí ve una mujer muy maquillada, con un vestido rojo muy corto, contoneándose y moviendo el bolso, ¿qué es?

– Ah! – dice el psicólogo – Es una Puta…

– Sí, pero ¿qué Puta?, ¿Su Hermana?, ¿Su Hija?, ¿O su Mujer? ¿O su Puta Madre?
 
Un hombre con muchos recursos

Era un tipo que le dice a su mujer que iba a comprar cigarrillos, al llegar a la tienda nota que esta se encuentra cerrada.

En eso recuerda que hay un bar cerca, con una máquina expendedora de cigarrillos y decide caminar unas cuadras hasta el lugar.

Aprovechando que estaba en el bar, se toma una cervecita, cuando de repente se topa con una rubia que de tan buena hacía abandonar el tabaco.

Una cerveza siguió a otra y cuando despertó a las 3:00 AM, se dió cuenta que estaba en el apartamento de la rubia.

En seguida pegó un grito:

– Mi mujer me va a matar, rápido dame talco.

El tipo se pone talco en las manos y se marcha a casa.

Cuando llega a la casa la mujer lo espera toda furiosa y le pregunta:

– ¿Donde rayos andabas metido?

– Bueno, fuí a comprar cigarrillos, la tienda estaba cerrada, me fui a un bar, me tomé unas cervecitas, y lo último que supe es que me acosté con una rubia.

– Mentiroso, a ver muéstrame tus manos.

El hombre, con evidente temor, se las muestra.

Entonces la esposa, con cara de satisfacción, le grita:

– Te agarre!! Estuviste jugando bowling otra vez!!!
 
Olfato de perro

Llega un hombre a un restaurante, toma el cuchillo en una mano, el tenedor en la otra y los huele durante un minuto.

Llama al camarero y le dice:

– Por favor una ración de arroz de verduras, que hoy esta bien hecho y pollo, que el cerdo esta mal cocinado. La cerveza mas tarde que todavía no esta muy fría.

El camarero se queda asombrado con tal adivinación pues todo aquello era cierto. Sirve lo pedido y continua asombrado.

Al otro día llega el mismo hombre al mismo lugar, el camarero recuerda lo sucedido y se pone a mirar.

El hombre toma ambos cubierto, un minuto de nariz y pide:

Por favor, el arroz de verduras de hoy esta un poco crudo, sírvame mejor una sopa, pero con cebolla del armario de la cocina, pues la del patio no esta muy fresca, ah! y saque rápido la cerveza de la nevera que se congela.

El camarero se le cae la cara de asombro por tal adivinación. Ya un poco molesto sirve todo lo pedido y se queda pensando.

Al tercer día se repite la historia.

Entra el hombre, pero antes de que se siente, el camarero toma dos cubiertos, sale corriendo hacia la cocina y le dice a María, la fregadora, que estaba llena de agua sucia y comida hasta los pies.

– María métete esto por el c**o y dale un poco de vuelta que quiero joder a un tipo.

En efecto, cubierto en mano se dirige a la mesa y dice:

– Buenos días señor, y pone los cubiertos.

El hombre toma el minuto acostumbrado oliendo los cubiertos, se detiene, mira al camarero y, pensativo, vuelve otro minuto de nariz, se detiene, sube la cabeza y dice:

  • Camarero, desde cuando María trabaja en este restaurante
 
El camarero y la cucharilla.

En un restaurante uno de los comensales de una mesa, repara que el camarero, lleva una cucharilla de las de café en el bolsillo de la chaqueta.

Se fija un poco mas y comprueba que todos los camareros llevan cucharillas en los bolsillos de sus respectivas chaquetas.

Intrigado, le pregunta al camarero:

– Lo de la cucharilla en el bolsillo ¿es por algo?

Si señor, es que ha habido una consultoría para ahorrar costes. En ella se ha comprobado que la cucharilla de café es la pieza que más veces se suele caer al suelo, nosotros la reponemos inmediatamente y en el siguiente viaje a la cocina volvemos a colocarnos otra.

De esta forma ahorramos un 3 por ciento de nuestro tiempo.

Muy inteligente, sí señor.

Al rato, el mismo comensal, observa que le cuelga un hilito hábilmente disimulado de la bragueta.

Igualmente comprueba que todos los camareros están en la misma situación.

Vuelve a preguntar al camarero:

– Lo del hilito en la bragueta ¿seguro que también tiene una explicación?

– Efectivamente.

En la misma auditoría se ha comprobado que por la cantidad de horas que nos pasamos en el restaurante, tenemos necesidad de ir varias veces al servicio.

Con la cuerdecita nos la sacamos sin tocarla, con lo cual evitamos perder tiempo lavándonos las manos lo que produce un ahorro del 4 por ciento en el total de la jornada.

Se queda el comensal pensando y dice:

– Bueno para sacarla, muy bien, pero ¿cómo se la guardan?

– Los demás no lo sé, yo uso la cucharilla.
 

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