Frankvirogo
De parvis grandis acervus erit
Diamante
Cocinero
Diamante en bruto
El que sabe sabe
Corazón DualSIM
Se encontraban dos ancianos jugando ajedrez y al mismo tiempo se ponen a conversar sobre el envejecimiento:
Mira, la peor parte de la vejez se la llevan nuestras mujeres, además, ellas siempre se negarán a admitir que envejecen más rápido y tratan, por cualquier medio, de esconder sus achaques.
¿Sabes que si? Tienes toda la razón. Dijo el otro viejito
Te cuento, he encontrado un buen truco para hacerles ver sus discapacidades por medio de un jueguito, y así saber si tu mujer se está empezando a quedar sorda, colócate a 10 metros de ella y hazle una pregunta.
Cuando veas que no te responde, acércate a 5 metros. Después a 2 metros y luego a 1 metro. Ya no le quedará a ella más remedio que darse cuenta que está sorda.
El viejito encuentra que la idea es como buena y cuando llega a casa se coloca a 10 metros de su señora y pregunta, levantando la voz:
Cariño ¿qué hay de cena?
No recibe respuesta.
Entonces se acerca a 5 metros y le pregunta de nuevo:
Cariño ¿qué hay de cena…?
No recibe respuesta, por lo que decide acercarse a 2 metros:
Mi amor ¿qué vamos a cenar…?
Nada de nada. Se acerca a 1 metro de ella:
Mi vida ¿qué vamos a cenar?
Y la viejita enfadada le contesta gritando:
¡Viejo idiota, soooordo, te he dicho ya 4 veces que pollo con papas fritas!
Mira, la peor parte de la vejez se la llevan nuestras mujeres, además, ellas siempre se negarán a admitir que envejecen más rápido y tratan, por cualquier medio, de esconder sus achaques.
¿Sabes que si? Tienes toda la razón. Dijo el otro viejito
Te cuento, he encontrado un buen truco para hacerles ver sus discapacidades por medio de un jueguito, y así saber si tu mujer se está empezando a quedar sorda, colócate a 10 metros de ella y hazle una pregunta.
Cuando veas que no te responde, acércate a 5 metros. Después a 2 metros y luego a 1 metro. Ya no le quedará a ella más remedio que darse cuenta que está sorda.
El viejito encuentra que la idea es como buena y cuando llega a casa se coloca a 10 metros de su señora y pregunta, levantando la voz:
Cariño ¿qué hay de cena?
No recibe respuesta.
Entonces se acerca a 5 metros y le pregunta de nuevo:
Cariño ¿qué hay de cena…?
No recibe respuesta, por lo que decide acercarse a 2 metros:
Mi amor ¿qué vamos a cenar…?
Nada de nada. Se acerca a 1 metro de ella:
Mi vida ¿qué vamos a cenar?
Y la viejita enfadada le contesta gritando:
¡Viejo idiota, soooordo, te he dicho ya 4 veces que pollo con papas fritas!